TAC de tórax: procedimiento y usos

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El tórax es el área anatómica que une el cuello y el abdomen. Esta parte del cuerpo humano contiene diversos órganos vitales, como los pulmones, el corazón, la arteria aorta, la vena cava inferior, el esófago y el conducto torácico. Las estructuras blandas están sostenidas por las costillas, el esternón y la columna vertebral. La separación entre la región torácica y el abdomen se sitúa en el diafragma.

Diversas condiciones pueden causar dolor torácico, un síntoma muy común que afecta al 20-40% de la población general durante su vida. Vamos más allá, pues hasta el 1,5% de la población general consulta a un médico de atención primaria cada año debido al malestar en el pecho. En las siguientes líneas, se recogen las particularidades del TAC de tórax y cómo se lleva a cabo.

¿Qué es un TAC de tórax?

La tomografía computarizada, abreviada como TAC o TC, es un método de exploración radiológica que permite el estudio de una estructura anatómica (o varias) desde distintos planos. Para ello, se emplea un emisor de un haz de rayos X (radiación ionizante) que cambia de orientación a medida que se realiza la prueba. La radiación que no se absorbe es recogida por los detectores de la máquina, y estos son capaces de “sumar” las imágenes obtenidas para llegar a un resultado tomográfico definitivo y fiable.

El TAC o TC de tórax es una tomografía computarizada cuya finalidad es crear imágenes transversales del tórax y la porción superior del abdomen. Las imágenes obtenidas de los órganos, los huesos, los vasos sanguíneos y otras estructuras son más detalladas que las que aportan los exámenes de rayos X convencionales. Además, es una técnica ampliamente utilizada en las salas de emergencia por su gran velocidad de barrido de cuerpo entero.

¿Para qué sirve el TAC de tórax?

Un profesional médico puede recomendar la realización de un TAC de tórax en los siguientes casos:

  • Evaluar una anomalía encontrada en una exploración por rayos X convencional.
  • Detectar un tumor, masa o nódulo pulmonar que ha aparecido en una radiografía.
  • Buscar un sangrado o acumulación de líquido en los pulmones y otras regiones torácicas.
  • Detectar inflamación/infección en cualquier parte del tórax.
  • Evaluar el alcance y hacer seguimiento de un tumor canceroso en el pulmón, ya sea primario o secundario.
  • Evaluación y diagnóstico de anomalías vasculares en el tórax.
  • Evaluación y diagnóstico de anomalías congénitas en el tórax.
  • Determinar el tamaño, forma y posición de los órganos en el tórax y la zona superior del abdomen.
  • Evaluar la extensión de una lesión torácica tras un accidente, ya sea en órganos, huesos u otros tejidos.

Uno de los principales usos de la tomografía computarizada de tórax es encontrar patologías pulmonares. Entre ellas, se destacan el cáncer, las neumonías, la tuberculosis, la fibrosis quística, la inflamación pleural, la enfermedad pulmonar intersticial y las anomalías congénitas de estos órganos tan importantes para la vida.

¿Cómo prepararse para esta prueba?

En primer lugar, es necesario llevar prendas holgadas y fáciles de quitar el día de la prueba. El paciente tendrá que cambiarse y ponerse una bata para llevar a cabo el procedimiento. Además, se recomienda dejarse en casa cualquier abalorio o complemento metálico, pues hay que quitárselo antes del momento del análisis para que no interfiera en el proceso de obtención de imágenes.

En algunos casos, se puede requerir la inyección de un medio de contraste endovenoso para llevar a cabo la exploración torácica. El contraste aumenta el coeficiente de absorción de los rayos X de diversos órganos y estructuras, lo que permite obtener más información sobre la morfología y funcionalidad. Se puede requerir el uso de un contraste endovenoso para evaluar tromboembolismos pulmonares, el estudio de las venas pulmonares, el diagnóstico de malformaciones vasculares pulmonares y encontrar tumores en el mediastino, entre otras cosas.

Si se va a emplear un material de contraste para el TAC de tórax, se requiere un ayuno de unas 4-6 horas. En caso de que exista un historial de alergia previa al contraste, puede ser necesario el consumo de ciertos medicamentos para que su administración sea segura. Además, si se sospecha de fallo renal o riñones delicados en general, también puede que se requieran ciertos análisis de sangre. Por estas razones, hay que consultar toda esta información con el médico antes de someterse a la prueba.

¿Cómo se hace la prueba?

El procedimiento para la realización de una TC tiene fundamentos similares a los de una radiografía convencional, pero difiere en varios puntos. Con el fin de llevar a cabo este análisis de diagnóstico por imagen, se necesita que el paciente se tumbe sobre la camilla de la máquina, reposando la cabeza en un cojín y con los brazos hacia atrás.

La máquina, con forma de “donut” o rosquilla, va pasando por el cuerpo del paciente mientras permanece tumbado y toma imágenes transversales del tórax. Es necesario permanecer inmóvil para que los resultados no sean borrosos y también se puede pedir que se mantenga la respiración. En caso de que se requiera un medio de contraste, este se inyectará antes de iniciar la prueba.

Cuando se termine el procedimiento, el paciente tendrá que esperar hasta que se confirme la validez de las imágenes obtenidas. En general, toda la prueba incluyendo la preparación y el post dura unos 30 minutos.

¿Qué se siente durante el examen?

Algunas personas pueden sentir algo de incomodidad al tumbarse sobre la camilla de la máquina y al tener que mantenerse quietas y/o sin respirar, pero más allá de esto el TAC de tórax no supone ningún problema.

En los casos en los que se requiere una inyección de contraste la cosa puede ser un poco diferente. Tras su administración, el paciente puede sentir lo siguiente:

  • Sabor metálico en la boca.
  • Sensación de ardor.
  • Calor súbito en el cuerpo.

De todas formas, estas sensaciones son normales y no suelen durar más de unos segundos.

¿Cuáles son los riesgos y los beneficios?

El TAC de tórax reporta muchos beneficios. Entre ellos, destacamos los siguientes:

  • Es una prueba muy rápida. Esto es importante sobre todo para las personas que acaban de sufrir un accidente o que tienen un problema para mantener la respiración.
  • Es una técnica no invasiva y no conlleva ningún dolor, quitando la incomodidad que pueda suponer la inyección del medio de contraste cuando es necesario.
  • Permite obtener imágenes fiables de varios tipos de tejidos a la vez.
  • Es menos sensible al movimiento que otras técnicas, como la resonancia magnética.
  • Proporciona imágenes a tiempo real, por lo que también se puede utilizar para guiar procedimientos diagnósticos (como biopsias por aspiración).
  • No se ve interferida por los aparatos médicos implantados, algo que sí ocurre en las resonancias magnéticas y otras pruebas.

De todas formas, a pesar de todos estos puntos positivos, hay que tener en cuenta que la tomografía computarizada de tórax implica la exposición a radiación ionizante, aunque sea en dosis bajas. Siempre existe un riesgo mínimo de desarrollar cáncer como consecuencia de la exposición excesiva a radiación, si bien en casi todos los casos la información diagnóstica arrojada durante esta prueba es mucho más significativa que el posible perjuicio. El riesgo de hacerse una TC aislada es mínimo, pero aumenta cuanto más se repite el proceso.

Por el motivo previo, y en general, los profesionales médicos no recomiendan las exploraciones por TAC a las mujeres que están embarazadas, pues el bebé podría verse dañado. A menos que sea necesario por motivos clínicos, se suele recurrir a otro tipo de prueba.

También hay que tener en cuenta las potenciales reacciones alérgicas al medio de contraste en los casos en los que este es necesario. De todas formas, son aisladas y las instalaciones cuentan con medios para solventarlas. En la misma línea, hay que recordar que las personas con riñones afectados por un proceso patológico pueden empeorar tras la inyección del medio de contraste.

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