Resonancia magnética abdominal: usos y procedimiento

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El abdomen es la región anatómica comprendida entre el tórax y la pelvis. Esta cavidad, separada de la caja torácica por el diafragma, contiene algunos de los órganos más importantes para la vida: páncreas, estómago, intestinos, hígado, vesícula biliar, riñones, uréteres, vejiga y más, además de una gran cantidad de vasos sanguíneos que comunican diversas partes del cuerpo.

Tal y como indican estudios, hasta el 10 % de las visitas a la clínica de urgencia ocurren por un dolor abdominal agudo. Aunque hasta en el 30 % de los casos el malestar es de naturaleza inespecífica, las pruebas de diagnóstico por imagen pueden ayudar a encontrar la causa subyacente y tratarla antes de que se agrave. En las siguientes líneas, se recogen los usos y el procedimiento de la resonancia magnética abdominal.

¿Qué es una resonancia magnética abdominal?

La resonancia magnética, abreviada como RM, es una técnica de diagnóstico por imagen que emplea ondas de radio potentes e imanes para crear imágenes del interior del cuerpo. Dicho de forma rápida y sencilla, el campo magnético que producen los imanes causa que los protones del organismo se alineen con él. Cuando se aplica una corriente de radiofrecuencia a través del paciente, dichos protones se estimulan y giran fuera de equilibrio. Al apagar la fuente de radiofrecuencia, es posible detectar la energía liberada mientras los protones se realinean con el campo magnético. Según estas propiedades magnéticas, se obtiene información relevante sobre los diversos tejidos y órganos.

Como su propio nombre lo indica, la RM de abdomen se emplea para obtener imágenes de los órganos y las estructuras en el tejido abdominal. No utiliza rayos X (radiación ionizante) y, por ende, se considera una técnica completamente segura para el usuario, salvo contadas excepciones.

¿Para qué sirve?

La resonancia magnética abdominal se puede emplear en muchos frentes, entre los que destacan los siguientes:

  • Evaluar el estado general de órganos situados en el abdomen, como hígado, bazo, riñones, intestino, páncreas, glándulas adrenales y más.
  • Diagnosticar y monitorizar tumores en la región del abdomen o la pelvis.
  • Evaluar vasos sanguíneos inflamados (vasculitis) y vasos sanguíneos anormales en la región.
  • Hacer seguimiento de enfermedades específicas del entorno abdominal, como la cirrosis hepática, la pancreatitis, los síndromes inflamatorios intestinales y más.
  • Evaluar el estado normal de vasos sanguíneos y ganglios linfáticos en la región.
  • Controlar el estado de las estructuras abdominales previo a un trasplante de órganos o procedimiento quirúrgico.

¿Cómo prepararse para una resonancia magnética abdominal?

En este tipo de resonancia magnética, se recomienda que el paciente no consuma ni sólidos ni líquidos durante un periodo de 4 a 6 horas antes del examen. También es muy importante avisar con antelación al profesional médico si se sufre claustrofobia, pues la máquina necesaria para realizar esta prueba es angosta y se requiere estar quieto durante un periodo estimado de 30 minutos. En caso de que se padezca esta condición, puede que se recomiende una toma previa de medicamentos ansiolíticos. En ciertos escenarios, se concibe el uso de una máquina de resonancia abierta.

Más allá de estas anotaciones previas, es vital comentarle al profesional antes de la prueba si se tiene cualquier tipo de material metálico en el cuerpo. Esto comprende lo siguiente:

  • Marcapasos o desfibrilador para el corazón.
  • Válvulas cardiacas artificiales.
  • Clavos de metal, pinzas u otras piezas metálicas en cualquier tejido del cuerpo, incluyendo arreglos dentales, prótesis y más.
  • Implantes cocleares en el oído interno.
  • Stents vasculares.
  • Clips para aneurismas.
  • Implantes metálicos de tipo cosmético.

En última instancia, también se debe avisar si se padece una nefropatía o si se está llevando a cabo un tratamiento de tipo diálisis. En caso de que la resonancia magnética requiera un medio de contraste, puede que este no se pueda administrar por riesgo de causar un daño aún mayor en los riñones.

¿Cómo se hace esta prueba?

Para realizarse esta prueba, el paciente deberá dejar en una taquilla o espacio habilitado todas sus pertenencias y objetos metálicos y cambiarse a un atuendo hospitalario. Tras ello, se le pedirá que se tumbe en una camilla y esta se calibrará para maximizar la comodidad y minimizar la probabilidad de movimiento. En caso de que sea necesario, se colocará una vía endovenosa para la administración del medio de contraste.

Una vez está todo preparado, la camilla se deslizará dentro de un tubo grande, similar a un donut o un túnel. La máquina comenzará a funcionar y el paciente tendrá que permanecer quieto de 30 a 60 minutos mientras se obtienen las imágenes. Se le pedirá que mantenga la respiración en ciertos momentos clave a través de un intercomunicador integrado.

Una vez la prueba ha terminado, no se requiere ningún reposo o cuidado especial. De todas formas, en caso de que se haya administrado un contraste, se recomienda consumir abundantes cantidades de líquido para expulsarlo del organismo cuanto antes. Los resultados deben ser interpretados por un profesional médico para establecer el diagnóstico más certero.

¿Qué se siente durante una resonancia magnética de abdomen?

La resonancia magnética de abdomen no es dolorosa. Como mucho, se puede llegar a sentir algo de incomodidad si se le inyecta al paciente un medio de contraste por vía intravenosa. El gadolinio, medio que se suele emplear en estos casos, no genera las sensaciones desagradables que sí reportan otros, como el yodo empleado en algunos estudios radiológicos como el TAC.

Por otro lado, se recalca la necesidad de comunicar cualquier tipo de nerviosismo o miedo a espacios cerrados, pues el paciente deberá mantenerse quieto y en posición durante un periodo largo, de unos 30 minutos, tumbado en una camilla dentro de una máquina en forma de donut o túnel. La máquina genera ruidos bastante molestos, por eso se suelen aportar unos cascos para suprimirlos y para comunicarse con el usuario (por ejemplo, si tiene que mantener la respiración).

Es muy importante que el paciente tenga clara la disponibilidad de un botón para comunicarse con los profesionales sanitarios en todo momento. En caso de necesidad, hablar y verbalizar puede ser de gran ayuda si se siente nerviosismo o malestar.

Ventajas y riesgos de la resonancia magnética abdominal

Las ventajas de esta prueba de diagnóstico por imagen son múltiples. Se citan en la siguiente lista:

  • Esta técnica de diagnóstico es no invasiva. Además, al no utilizar radiación ionizante, no existe ningún riesgo demostrado de desarrollar cáncer u otros procesos patológicos derivados.
  • La resonancia magnética permite obtener imágenes más detalladas en órganos y estructuras adyacentes que otras empleadas en la práctica clínica, como la ecografía abdominal. Por ello, ante cualquier sospecha, se puede utilizar como un método excelente para detectar lesiones y procesos tumorales en sus estadios más tempranos.
  • Puede diferenciar ciertos tumores de tejidos normales, evitando así biopsias y otras pruebas.
  • En algunos casos, ofrece mejor información sobre tumores abdominales en comparación con la tomografía computarizada (TAC).
  • Permite evaluar el sistema biliar, de forma no invasiva, y en este caso sin necesidad de inyectar un medio de contraste.
  • El material de contraste más empleado, el gadolinio, es menos proclive a causar problemas que otros, como el yodo.

Más allá de todas estas ventajas, la resonancia magnética abdominal también tiene unas mínimas contraindicaciones. En caso de requerirse la inyección de gadolinio, hay que tener en cuenta que puede complicar el estado en personas con enfermedades renales previas. Además, hay una mínima posibilidad de que se produzca una reacción alérgica el medio de contraste, aunque se puede controlar con medicación. Cualquier duda debe consultarse con el profesional en salud antes de realizarse la prueba

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