Radiografía de rodilla: procedimiento y usos

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La rodilla es la articulación principal de las extremidades inferiores. Son 3 los huesos que se unen a esta estructura: el fémur, la tibia y la rótula. Su correcto funcionamiento es esencial para mantener la postura y llevar a cabo la locomoción, pues se encarga de soportar la mayor parte del peso del cuerpo cuando el ser humano está de pie. Además, permite que se lleven a cabo la mayoría de movimientos y actividades básicas, como correr, nadar o montar en bicicleta.

Debido a la exposición y constante tensión a la que se somete la estructura, es común que se produzcan lesiones en la rodilla, sobre todo si se practican ciertos deportes con asiduidad. Entre los cuadros más comunes en esta región anatómica, destacan los esguinces, los desgarros, la lesión del menisco, la bursitis y los daños en los ligamentos. En las siguientes líneas, se cita el procedimiento para llevar a cabo una radiografía de rodilla y su utilidad clínica a la hora de diagnosticar estos percances.

¿Qué es la radiografía de rodilla?

Las radiografías son pruebas de diagnóstico por imagen que emplean rayos X, un tipo de radiación de alta energía, para obtener distintas imágenes del interior del cuerpo. A medida que estos rayos pasan por la zona de interés, los tejidos absorben cantidades diferentes de energía según sus características. Un receptor se encarga de detectar los rayos obtenidos tras su paso por el paciente y, con esta información, se pueden generar imágenes interpretables por el profesional sanitario.

Como su propio nombre indica, la radiografía de rodilla se especializa en la obtención de resultados clínicamente significativos en esta región anatómica. Para que los resultados de esta prueba sean concluyentes, se deben tomar imágenes en al menos dos direcciones. Un examen estándar incluye una imagen anterior-posterior y otra lateral como mínimo. De todas formas, se pueden agregar instrucciones adicionales en caso de que sea indicado, como tomar imágenes de la otra rodilla del paciente para tener una referencia clara.

¿Para qué sirve?

La radiografía de rodilla puede ser recomendada por un profesional médico si se presenta cualquiera de los siguientes síntomas:

  • Dolor en la región de la rodilla.
  • Inflamación.
  • Incapacidad de apoyar o cargar el peso del cuerpo sobre la extremidad afectada.
  • Inestabilidad en la rodilla.
  • Temperatura alta en la región de la rodilla al tacto.
  • Sonido de chasquidos o crujidos al intentar mover la articulación.
  • Incapacidad de enderezar completamente la extremidad afectada.

Esta técnica de diagnóstico por imagen puede revelar dislocaciones, exceso de fluido, fracciones de huesos rotos, infecciones óseas/articulares, signos de osteoartritis y mucho más. Además de detectar condiciones subyacentes, la radiografía de rodilla se puede emplear para monitorizar la curación de una lesión ya descrita o conocer el estado de la zona tras una cirugía protésica, por ejemplo.

¿Cómo prepararse para esta prueba?

No se requiere mucha preparación para realizar esta prueba diagnóstica, pues el procedimiento es bastante sencillo y la invasividad mínima. De todas formas, es necesario llevar ropa cómoda para exponer la zona afectada y quitarse cualquier tipo de componente metálico que pueda estar presente en la región. De lo contrario, estos elementos podrían aparecer en la radiografía e interferir con la obtención de imágenes.

Por último, es necesario comunicarle al profesional médico si la persona que se va a someter al análisis está embarazada. Esto se hace como medida preventiva más que otra cosa, pues la radiografía de rodilla no se hace cerca de la región reproductiva y, por ende, el feto no se ve expuesto a los rayos X. Aun así, conviene comentarlo.

¿Cómo se realiza esta prueba?

El proceso para efectuar una radiografía de rodilla es rápido, indoloro y sencillo. Para llevarlo a cabo, el profesional sanitario pondrá la rodilla del paciente en la posición deseada en la máquina de rayos X. Es necesario permanecer muy quieto durante todo el procedimiento, ya que moverse podría dificultar la obtención de imágenes fiables.

En general, se requiere la toma de imágenes en 3 ángulos diferentes para dar el estudio como finalizado. Cabe destacar que no se requiere ningún tratamiento especial tras la realización de la prueba más allá de las indicaciones específicas del profesional sanitario.

Beneficios y riesgos de la radiografía de rodilla

Esta técnica de diagnóstico por imagen está muy extendida y se hace de forma ambulatoria en muchos centros sanitarios. Por esta razón, es de fácil acceso, rápida y barata. Como ventaja, también hay que destacar que con las imágenes obtenidas en la radiografía suele bastar para diagnosticar muchas condiciones que afectan a la rodilla, como dislocaciones o lesiones. En caso contrario, puede ser un punto de diagnóstico inicial que guíe la realización de otras pruebas.

Como único riesgo, se subraya que la radiografía de rodilla emplea radiación de alta anergía para la obtención de las imágenes. En prácticamente todos los casos los beneficios del diagnóstico superan con creces los posibles detrimentos, pero siempre hay que citar que la exposición excesiva a radiación conlleva un riesgo mínimo de desarrollar cáncer. Se recomienda consultar con el médico cualquier inquietud o miedo relacionado con esta prueba, pero tal y como se ha dicho los perjuicios son mínimos.

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