Los tipos de cáncer de piel

El cáncer de piel es el tipo de cáncer más común en todo el mundo. En este tipo de neoplasia maligna, se forman células cancerígenas en los tejidos de la piel, y sus variantes se pueden dividir en 2 grandes grupos: melanoma y no-melanoma. Tal y como indica la Organización Mundial de la Salud (OMS), actualmente 2-3 millones de cánceres no melanoma y 132 000 melanomas ocurren a nivel global cada año. Su incidencia parece ir en aumento con el paso de las décadas, en parte por el daño atmosférico y una mayor exposición a los rayos ultravioleta (UV) solares.

La probabilidad de desarrollar un cáncer de piel por mutaciones en el ADN celular tras la exposición a los rayos ultravioleta es multifactorial. Entran muchos parámetros en juego, como tener la piel clara, antecedentes de quemaduras solares, vivir en zonas con climas soleados/altas altitudes, tener muchos lunares, los antecedentes familiares y la inmunosupresión. El uso de protector solar y evitar exponerse de manera excesiva al Sol son medidas preventivas ideales, pero no siempre se puede evitar su aparición.

Conocer los signos, síntomas y hallazgos clínicos más relevantes de estos tipos de cáncer es esencial para detectarlos a tiempo y mejorar el pronóstico en todos los casos. En las siguientes líneas, exponemos cuáles son los X tipos de cáncer de piel más conocidos/prevalentes y su información general.

1. Melanoma

Sin duda, el melanoma es el tipo de cáncer de piel más conocido por la población general, aunque curiosamente a nivel epidemiológico no es de los más habituales. La prevalencia de este cuadro depende mucho de la etnia: las personas blancas tienen 1 entre 40 probabilidades de desarrollar melanomas a lo largo de la vida, mientras que en la población negra el riesgo se reduce a 1 entre 200.

Esto se debe a que la piel negra posee más melanina, un pigmento natural que protege frente a la exposición de rayos UV.El melanoma se origina cuando los melanocitos, células encargadas de producir la melanina, empiezan a crecer fuera de control. Puede aparecer en cualquier parte de la piel, pero es más común en tronco (pecho y espalda), cuello, rostro y piernas. Además, se trata del tipo de cáncer cutáneo más peligroso de todos, pues tiene mayores probabilidades de expandirse a otras partes del cuerpo.

Si está en su etapa localizada la tasa de supervivencia a 5 años del diagnóstico es de un 98 %, pero en la distante se reduce a un 23 %. De todas formas, todas las etapas combinadas reportan una supervivencia de hasta un 92 %, bastante favorable si hablamos de cáncer.Conocer el abecedario del melanoma es esencial para distinguir un lunar normal de un melanoma en crecimiento. Si tiene las siguientes características, el lunar es sospechoso:

• A, de asimetría.
• B, de bordes irregulares.
• C, de cambios de color.
• D, de diámetro.
• E, de evolución y cambios en el tiempo.

El melanoma se diagnostica con un examen físico y una biopsia (extracción del tejido sospechoso para su posterior análisis en el laboratorio). El tratamiento depende mucho de la extensión y va desde una cirugía simple hasta la inmunoterapia, la radioterapia, la quimioterapia o la terapia dirigida.

2. Carcinoma de células basales

Comenzamos con los cánceres de piel de tipo no-melanoma. El carcinoma de las células basales se origina, como su propio nombre lo indica, cuando las células basales mutan y comienzan a crecer fuera de control. En situaciones de normalidad, estos cuerpos celulares se encargan de producir las células cutáneas nuevas a medida que las viejas mueren. Representa 8 de cada 10 cánceres de piel, lo que lo convierte en el tipo de cáncer cutáneo más común en todo el mundo.En general, el cáncer de las células basales es de crecimiento lento e indoloro. Además, se puede dividir en varios tipos según su presentación clínica:

• Nodular: es el más común y representa hasta al 60 % del total de los carcinomas basocelulares. Es de color casi translúcido-rosado, con forma de nódulo pequeño, firme y brillante. Suele aparecer en la cara.

• Superficial: hasta el 30 % del total. Pápula/placa rosada o roja, delgada y de aparición común en el tronco. Es complicado distinguirlo de un cuadro de dermatitis local o psoriasis.

• Morfeaforma: del 5 al 10 %. Placa plana, cicatrizada y dura al tacto con color carne o rojizo claro.

Como en el caso anterior, este cuadro solo se puede diagnosticar con seguridad a partir de una biopsia. En general, el carcinoma de las células basales se trata con una cirugía que extirpa el tumor maligno y parte del tejido sano circundante. Es muy raro que este tipo de cáncer derive en metástasis, pero hay que destacar que casi el 25 % de las personas con antecedentes de carcinoma basocelular desarrollan otro dentro de los 5 años después. Por ello, se recomienda un control estricto anual.

3. Carcinoma de células escamosas

El carcinoma de las células escamosas es otro de los tipos más comunes y representa 2 de cada 10 cánceres de piel de forma aproximada. Se origina en las células escamosas, cuerpos celulares localizados en los tejidos superficiales de la piel, las vías del aparato respiratorio, la superficie del aparato digestivo y el revestimiento de diversos órganos huecos. Aunque aquí nos centramos en su manifestación cutánea, también puede ser un tipo de cáncer de esófago, pulmón, vagina, tiroides y otras muchas localizaciones (según el lugar de aparición).

El carcinoma de las células escamosas de la piel comienza como un pequeño nódulo rojo y firme que, a medida que se hace más grande, presenta un núcleo necrótico y termina ulcerándose. El pronóstico suele ser positivo, pues menos del 4 % de los cuadros desembocan en una metástasis. Si se trata de forma eficaz y temprana con los abordajes clínicos ya citados en los apartados anteriores (cirugía, crioterapia, curetaje y más), el carcinoma de las células escamosas se puede remover con éxito hasta en el 98 % de los casos.

En estas líneas, hemos descrito de forma detallada las características clínicas de los 3 tipos de cáncer de piel más conocidos, pero existen más. Ante cualquier duda, se recomienda acudir al médico con presteza. El diagnóstico precoz mejora el pronóstico en todos los casos.