Los 10 tipos de hernias

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Las hernias son protrusiones o salidas de partes de un órgano fuera de la cavidad en la que está alojado normalmente. Existen varios tipos de hernias dependiendo de la región anatómica en la que se produzca el problema, aunque se presentan con más asiduidad en la región abdominal. Su manifestación sintomática suele comprender la aparición de un bulto notorio, sensación de ardor en el área afectada, dolor, incomodidad y problemas para realizar ciertos movimientos.

Si no se tratan, las hernias pueden generar complicaciones graves para la salud, como presión en los tejidos circundantes o impedimento del correcto flujo sanguíneo, lo que puede traducirse en daños irreversibles. Por esta razón, es esencial detectarlas a tiempo y ponerse en manos de un profesional médico cuando antes. En las siguientes líneas, se recogen los tipos de hernias más comunes y sus manifestaciones clínicas.

1. Hernia inguinal

La hernia inguinal es, sin ninguna duda, el tipo más común. Representa el 75 % de las hernias totales en la región abdominal y se estima que entre un 27 y un 43 % de los varones la padecerán en algún momento de su vida. La prevalencia en mujeres es bastante menor, calculándose en un 3-6 %. En este cuadro clínico, se produce un abultamiento del contenido del abdomen a través de un punto débil en la parte inferior de la pared abdominal.

A su vez, la hernia inguinal se puede escindir en 2 variantes según su localización anatómica:

  1. Indirecta: este tipo de hernias aparecen en la parte inferior del pubis, cerca del escroto (en el caso de los hombres), y sobresalen a través del anillo inguinal.
  2. Directa: en este caso, la hernia sobresale a través de la pared posterior del canal inguinal. Es menos común que la indirecta.

Entre los signos y síntomas más comunes de la hernia inguinal, destacan la aparición de un bulto sobre cualquiera de los lados del pubis (más notable al hacer esfuerzos), dolor en la zona de la ingle, sensación de pesadez o arrastre en el área afectada y presión en la ingle. Algunas hernias inguinales no tienen causa aparente, pero otras se pueden explicar por defectos de origen congénito, realización de esfuerzos repetidos importantes, embarazo o estornudo/toses crónicos.

2. Hernia femoral

Las hernias femorales son mucho menos comunes que las inguinales y, tal y como indican estudios, solo representan el 3 % de los cuadros totales en la región de la ingle. Además, a diferencia del caso anterior, este tipo de hernia es muchísimo más común en mujeres que en hombres (a razón de 10 a 1). Hasta el 10 % de las mujeres con una hernia femoral tienen ya una hernia inguinal o la van a terminar desarrollando.

Las hernias femorales son protuberancias en la parte superior del muslo, cerca de la ingle. Ocurren en el canal femoral, de ahí su nombre. La mayoría de los casos no presentan síntomas en casos menos graves, pero cuando lo hacen se observan en forma de molestia inguinal, dolor abdominal y problemas para realizar ciertos esfuerzos. Si se sienten náuseas y vómitos, puede ser una señal de que se está produciendo una estrangulación intestinal, lo que supone una emergencia médica. La hernia femoral tiene la tasa más alta de estrangulamiento (15 % a 20 %).

3. Hernia umbilical

La hernia umbilical es la protuberancia hacia afuera en el área del ombligo. Se produce cuando una sección del intestino sobresale a través de la abertura de los músculos abdominales cerca del ombligo. Este cuadro clínico es mucho más común en recién nacidos en comparación con los adultos y se presenta hasta en el 23 % de los bebés. De todas formas, la prevalencia en adultos se reduce a un 2 %, aunque aumenta bastante en aquellos con problemas graves en el hígado (cirrosis hepática).

Si ciertos músculos no se cierran por completo durante la gestación, es posible que el recién nacido llegue al mundo con una hernia umbilical. Por suerte, este cuadro suele ser inofensivo. Cursa con la aparición de un bulto que se puede ver solo cuando el niño llora, tose o hace algún esfuerzo. En general, no causa dolor.

4. Hernia incisional

La hernia incisional es una de las complicaciones más comunes después de las intervenciones quirúrgicas en el abdomen, independientemente de su tipología. Aparece cuando los tejidos de la pared abdominal ceden por la presión y las vísceras protruyen hacia fuera.

Este tipo de hernias ocurren en alrededor del 13 % de los pacientes en los 2 años posteriores a una cirugía abdominal. Suelen ser bastante frustrantes de tratar, pues aparecen en regiones que ya son delicadas de por sí.

5. Hernia hiatal

La hernia hiatal o hernia de hiato es más común que otras de las citadas. Tal y como indican estudios, su prevalencia aumenta de forma considerable con la edad y aproximadamente el 55 % – 60 % de las personas mayores de 50 años tienen una hernia de hiato, aunque solo el 9 % presentan síntomas. Este cuadro clínico se produce cuando la parte superior del estómago protruye a través del diafragma.

Entre los síntomas más habituales de la hernia de hiato, destacan la acidez estomacal, la regurgitación de comida, la dificultad para tragar, el dolor en el pecho, la falta de aire y el reflujo de ácido hacia el esófago. No está claro por qué ocurre en muchos casos, pero suele estar asociada a los cambios en el diafragma con el paso del tiempo.

Otros tipos de hernias

En estas líneas, se han citado 5 tipos de hernias relativamente comunes en la población general, aunque existen muchos más. Se exponen algunos ejemplos representativos en la siguiente lista:

  • Hernia de Littré: este tipo de hernia es una protrusión de un divertículo de Meckel (fruto de la falta de cierre en la unión entre el intestino y el cordón umbilical durante la evolución fetal) por un orificio herniario. Se desconoce su incidencia.
  • Hernia epigástrica: es aquella que se forma entre el estómago y el esternón. Es una condición común que suele ser asintomática.
  • Hernia de Spiegel: es una variedad poco frecuente, que surge por un defecto en la pared abdominal. Solo supone el 0,1-2 % de las hernias abdominales.
  • Hernia cerebral: en este caso, un elemento dentro del cráneo produce presión y desplaza los tejidos del cerebro. Son un efecto secundario de la aparición del tumor cerebral, ya sea primario o metastásico. También pueden ocurrir por acumulaciones de pus, hemorragia cerebral, accidentes cerebrovasculares y más.
  • Hernia lumbar: no se debe confundir con una hernia discal. En este caso, se produce una protrusión a través del triángulo lumbar.

En total, se han citado 10 tipos de hernias diferentes. En la mayoría de los casos, con la obtención de imágenes por tomografía computarizada (TAC) o ecografía se pueden diagnosticar estas entidades de forma rápida, permitiendo así su abordaje rápido.

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