Las lesiones de rodilla más comunes

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El aparato locomotor es el conjunto de estructuras, órganos y tejidos que nos permite realizar movimientos e interactuar con el entorno en las tres dimensiones. Sin él, nuestra fisiología y evolución serían completamente imposibles: los huesos, los músculos y las articulaciones no solo son vitales para la estabilidad, sino que también nos definen como especie.

En un entorno en el que cada vez se fomenta más la actividad física, es común que se produzcan daños derivados de la mal ejecución de un deporte, el desgaste o un accidente. Con base en esta idea, a continuación cubrimos las lesiones de rodilla más frecuentes y cómo detectarlas.

Anatomía de la rodilla

La rodilla es la articulación central de los miembros inferiores de los seres humanos y otros animales. Se trata de una estructura compleja compuesta de los siguientes tejidos:

  • Huesos.
  • Cartílagos.
  • Ligamentos.
  • Tendones.

La rodilla supone la unión de dos de los huesos más importantes en el cuerpo humano: el fémur (en su porción distal) y la tibia (en su porción proximal). Además, cuenta con un pequeño hueso triangular esencial que sirve de palanca para los músculos y como mecanismo de enderezamiento: la rótula.

No hay que olvidarse de los meniscos, pedazos de cartílago en forma de “C” situados en la articulación cuyas funciones principales son la amortiguación, la distribución de pesos en el tejido cartilaginoso y la estabilización de la rodilla. Estas son solo algunas de las estructuras más conocidas implicadas en el funcionamiento de la articulación, pero no las únicas.

Muchos deportes y actividades físicas son factores de riesgo para desarrollar lesiones de rodilla comunes. Por ejemplo, tal y como indican estudios, estos tipos de daños suponen el 30% de los sufridos al jugar al fútbol. La práctica de baloncesto, esquí y otros deportes participativos también fomenta este evento clínico.

En las siguientes líneas, exponemos las lesiones de rodilla más habituales y cómo detectarlas a tiempo.

Lesión del ligamento cruzado anterior

La lesión del ligamento cruzado anterior representa hasta el 20,3% de los daños internos en esta articulación. Esto hace que sea, con mucha diferencia, la más frecuente de todas asociadas a la actividad deportiva.

Tal y como su nombre la indica, esta lesión implica el daño del ligamento cruzado anterior, uno de los elementos claves que ayuda a la estabilización de esta articulación conectando el hueso del muslo (fémur) con el hueso de la espinilla (tibia). Algunos de sus síntomas más comunes son los siguientes:

  • Dolor intenso e incapacidad para mover bien la pierna afectada.
  • Sensación de “chasquido” al mover la rodilla.
  • Hinchazón.
  • Inestabilidad al soportar peso.

Los cuidados de primeros auxilios para no empeorar la lesión son el reposo, la aplicación de hielo, el uso de un vendaje elástico y la elevación de la pierna. Si esto no funciona, puede ser necesaria la cirugía y terapia de rehabilitación.

Dislocación de la rótula

La dislocación de rótula tiene lugar cuando esta estructura se sale de lugar o se desplaza. Suele ocurrir por un cambio de dirección brusco al pisar el suelo, por ejemplo, haciendo un regate mientras se juega al fútbol. También puede ser producto de una lesión directa, como un golpe contra una superficie dura u otra persona al practicar un deporte de contacto.

Algunos de los síntomas más comunes de este evento son los siguientes:

  • Sensibilidad y dolor generalizado en la rodilla.
  • La rodilla se ve deformada.
  • La rodilla se flexiona y no se puede enderezar.
  • Sensación de “rótula suelta” que se puede mover fuera de sus límites.

Nada más sufrir la lesión, se aconseja mantener la rodilla estirada. Si no se puede, la opción más adecuada es usar una férula y estabilizarla. Las lesiones leves se pueden tratar con escayolado y reposo durante unas 3 semanas, pero si hay daños evidentes puede ser necesaria una cirugía.

Rotura de menisco

La rotura o desgarro del menisco es uno de los tipos de lesiones de rodilla más comunes. Muchas actividades favorecen este tipo de daño, pero sobre todo aquellas que requieren poner todo el peso sobre la rodilla mientras se gira.

A diferencia de los casos anteriores, la rotura de menisco puede no notarse demasiado hasta 24 horas después de la lesión (o más), sobre todo si esta es leve. Cuando surgen, los síntomas más comunes son:

  • Sensación de chasquido.
  • Rigidez, hinchazón y dolor, sobre todo al girar la rodilla.
  • Sensación de que la rodilla está trabada y se afloja.

El tratamiento de la rotura de menisco suele ser conservador en sus etapas iniciales y pasa por tomar medidas que ya se han citado: descansar, aplicar hielo en la zona afectada y tomar ciertos medicamentos para aliviar el dolor (como los analgésicos). De nuevo, si esto no funciona, se puede recurrir a la fisioterapia y a la cirugía en última instancia.

Bursitis de rodilla

Las bursas son bolsas pequeñas llenas de líquido que protegen a los huesos y amortiguan los movimientos. La inflamación de las bursas de la rodilla se conoce como bursitis y puede ocurrir por múltiples causas, como permanecer arrodillado durante mucho tiempo por actividad laboral, practicar ciertos deportes (como lucha libre y fútbol) o ser obeso.

Entre otros, los síntomas principales de esta afección son los siguientes:

  • Dolor.
  • Cojera.
  • Rigidez.
  • Limitación e impotencia funcional.
  • Fiebre (si hay infección).
  • Hematoma visible (si hay hemorragia).

El tratamiento de la bursitis de rodilla depende mucho de la bursa afectada y la causa subyacente. Por ejemplo, si el causante es una infección, se requiere la aplicación de antibióticos. El reposo combinado con la aplicación de hielo suele ser suficiente en las variantes hemorrágicas y traumáticas.

Tendinitis rotuliana

Volvemos a la rótula para describir un cuadro similar a otro de los citados, pero con ligeras variaciones. La tendinitis rotuliana es una lesión en el tendón que conecta la rótula con la tibia. El dolor es el primer síntoma de esta condición, pero puede no notarse hasta que se empieza a realizar actividad física o después de hacer ejercicio intenso.

El primer paso para contrarrestar la sintomatología de esta lesión es tomar analgésicos para paliar el dolor. Los ejercicios de estiramiento, fortalecimiento y iontoforesis también son de gran utilidad durante el proceso de rehabilitación. Si el dolor persiste, puede ser necesaria cirugía.

Estas son solo algunas de las lesiones de rodilla más comunes, pero existen muchas más. Si te has visto reflejado en cualquiera de estas líneas, no dudes en realizarte la prueba adecuada de diagnóstico por imagen para detectar el problema cuanto antes.

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