La segunda opinión y su importancia en medicina

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A todas las personas les asusta un diagnóstico inesperado o poco favorable. Por ello, es de vital importancia que todo resultado presentado en el ámbito médico sea definitivo e inequívoco. De todas formas, y aunque las técnicas de diagnóstico por imagen y las distintas pruebas de laboratorio cada vez sean más afinadas, a veces cabe la posibilidad de que la conclusión emitida no sea la correcta o la más adecuada al escenario concreto del paciente.

Sin ir más lejos, se estima que en países de alto ingreso como Estados Unidos hasta 12 millones de personas se ven afectadas por un proceso diagnóstico erróneo cada año. En las siguientes líneas, se explora el valor de la segunda opinión médica y cómo puede llegar a salvar vidas.

¿Qué es la segunda opinión en medicina?

En el entorno médico, la segunda opinión se define como un proceso en el que un paciente busca una valoración de un segundo profesional en la salud (ya sea médico, cirujano u otro especialista) tras recibir un diagnóstico y/o plan de tratamiento concretos. Dicho de otro modo: se basa en seguir la misma evaluación, pero por una figura sanitaria distinta a la primera que emitió los resultados.

La búsqueda de una segunda opinión debe considerarse una práctica clínica estándar, sobre todo en pacientes que afrontan una enfermedad terminal o un tratamiento muy agresivo. Aunque la inmensa mayoría de doctores y profesionales médicos tratan de realizar su trabajo de la forma más honesta y objetiva posible, siempre existe la posibilidad de que se muestren distintas opiniones, especialmente en lo que al tratamiento y seguimiento se refiere.

La búsqueda de una segunda opinión es un derecho del paciente y la mayoría de los profesionales en la salud están de acuerdo con ello cuando se propone. Es más, en casos delicados, es posible que sea esta figura la que lo recomiende incluso antes de que el paciente lo plantee.

¿En qué casos se debe pedir una segunda opinión?

Todos los pacientes tienen derecho a una segunda opinión antes de comprometerse con un determinado plan de tratamiento. Por ello, no hace falta tener una razón específica para pedirla. De todas formas, en la siguiente lista se exponen algunos escenarios en los que una segunda valoración por parte del profesional médico puede ser muy beneficiosa:

  • Confirmar que el diagnóstico es el apropiado: fuentes profesionales exponen que, en algunos estudios poblacionales, más del 20% de los pacientes reciben un diagnóstico erróneo. Repetir el proceso bajo la supervisión de otro doctor minimiza el riesgo de que esto suceda. Esto es especialmente importante si se diagnostica un cáncer u otra enfermedad grave.
  • El tratamiento ofrecido no es convincente: esto puede ser porque el paciente lo percibe demasiado arriesgado, incorrecto o poco basado en el conocimiento empírico. También puede ser que simplemente no lo vea necesario y se requiera otro punto de vista.
  • El tratamiento ofrecido no es el mejor: si la enfermedad es rara, mortal o multifactorial, es posible que el profesional médico carezca del conocimiento necesario para abordarla de la forma más segura y eficaz. Esto no indica que exista una falta de profesionalidad, sino que los especialistas pueden estar más enfocados en un terreno diferente al que el paciente requiere. La experiencia y el conocimiento pueden ayudar a plantear un tratamiento novedoso que reporta mejores resultados.
  • Motivos personales: un paciente puede buscar una segunda opinión porque siente que el profesional médico no le escucha, no le presta suficiente atención o está saturado con otros temas. También es válido querer una segunda valoración para quedarse tranquilo, sin necesidad de que haya ido nada mal en la valoración previa.

La búsqueda de una segunda opinión solo puede ser positiva. Que el paciente tenga más información para entender los procedimientos médicos y comprenda que su diagnóstico es el adecuado es bueno para todas las partes implicadas. No hace falta que la enfermedad sea grave para poner en marcha este protocolo.

¿Cómo se hace?

Hacer una segunda opinión no consiste solo en preguntarle a otro profesional médico qué opina sobre un diagnóstico o tratamiento. El procedimiento se escinde en las siguientes fases:

  1. Una vez ha recibido el diagnóstico/plan de tratamiento, el paciente debe manifestar de forma clara que requiere una segunda opinión antes de comprometerse con el plan de acción planteado.
  2. Es posible que se requieran las mismas pruebas efectuadas con anterioridad (pero por otro profesional/centro médico). Esto incluye radiografías, ecografías, resonancias magnéticas, biopsias y más.
  3. También es posible que se pidan nuevas pruebas de diagnóstico, con todo lo que conlleva.
  4. Por último, es necesario que se haga una entrevista tanto al primer profesional de salud como al segundo para entender en qué puntos están de acuerdo, en cuáles disienten y cómo comunicarle al paciente la información de la manera más sencilla y cercana.

Si se aborda de la manera adecuada, una segunda opinión puede minimizar el riesgo de que un diagnóstico sea inadecuado. Además, también puede ser de gran utilidad a la hora de plantear un tratamiento a medida para el paciente, sobre todo si tiene una condición delicada.

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