Ecografía abdominal: usos y procedimiento

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El abdomen, también conocido como vientre, es la cavidad situada entre la abertura inferior del tórax y las extremidades inferiores. Esta parte del cuerpo alberga un gran número de órganos esenciales para la vida, como el estómago, el intestino delgado, el intestino grueso, el bazo, el hígado, el páncreas, la vesícula biliar, los ovarios, los riñones y más. Las pruebas de diagnóstico por imagen de tipo abdominal son muy comunes y tienen diversos usos clínicos.

El dolor en el abdomen puede tener múltiples causas, desde una hernia hasta reflujo gastroesofágico, pasando por cálculos biliares, enfermedad celiaca y otras muchas condiciones que comprometan a cualquiera de los órganos citados. En las siguientes líneas, se exponen los usos y el procedimiento de la ecografía abdominal.

¿Qué es una ecografía abdominal?

La ecografía es una prueba de diagnóstico por imagen que emplea ondas de sonido de alta frecuencia para generar imágenes de los órganos, los tejidos y otras estructuras presentes en el interior del cuerpo. Dicho de forma rápida y sencilla, las ondas rebotan de diferentes formas en estructuras sanas y en aquellas con hallazgos patológicos, lo que puede ayudar en la detección de múltiples enfermedades.

Como su propio nombre lo indica, la ecografía abdominal es un examen imagenológico que se utiliza para ver los órganos internos del abdomen, como la vesícula biliar, el hígado, el bazo, el páncreas o los riñones. Esta prueba también permite observar elementos del aparato circulatorio que van hacia o parten de estos órganos.

¿Para qué sirve?

La ecografía abdominal tiene muchos usos. Entre los más destacados, se encuentran los siguientes:

  • Encontrar la causa de un dolor abdominal.
  • Diagnosticar y/o monitorizar el crecimiento de un cáncer.
  • Encontrar la causa de una infección en los riñones.
  • Diagnosticar y monitorizar ascitis, una acumulación de líquido en la cavidad abdominal.
  • Detectar y diagnosticar la inflamación en un órgano situado en el abdomen, como la pancreatitis o la esplenomegalia.
  • Diagnosticar piedras en la vesícula biliar y los riñones.
  • Detectar un absceso abdominal, una bolsa de fluido infectado y pus localizado en el vientre.
  • Diagnosticar colecistitis, una condición que se produce cuando la bilis queda atrapada en la vesícula biliar.
  • Detectar y hacer seguimiento de una cirrosis.

La ecografía abdominal tiene otras muchas aplicaciones, pero estas son algunas de las más importantes. Además, en ciertos escenarios se puede emplear para guiar una biopsia, proceso en el que se obtienen células con potencial cancerígeno para su posterior análisis en el laboratorio.

¿Cómo prepararse para esta prueba?

En primer lugar, es necesario llevar ropa cómoda y holgada el día de la muestra, pues es probable que el paciente deba cambiarse a una bata hospitalaria. También suele ser necesario llevar a cabo un ayuno de 8 a 12 horas antes de la ecografía. Esto previene la acumulación de gases en el abdomen y facilita la obtención de imágenes.

De todas formas, cabe destacar que la preparación depende del tipo de estudio que se va a llevar a cabo, tal y como se refleja en la siguiente lista:

  • Para estudios de hígado, vesícula biliar, páncreas y bazo: puede que se requiera la ingesta de comida baja en grasas durante la tarde previa al análisis y un ayuno de 8-12 horas.
  • En las ecografías de los riñones: es posible que el profesional médico le pida al paciente ingerir hasta 6 vasos de agua una hora antes de la prueba para llenar la vejiga. También es posible que se mantenga el ayuno durante 8-12 horas.
  • Ultrasonido de aorta: al igual que en el resto de casos, es posible que se requiera un ayuno de 8 a 12 horas.

¿Cómo se lleva a cabo el procedimiento?

Para llevar a cabo esta prueba, el paciente debe tumbarse sobre una camilla y exponer la zona que se va a examinar. El profesional sanitario le aplicará un gel transparente sobre la piel, el cual ayuda en la transmisión de señales. Tras ello, se le pasará una herramienta conocida como transductor sobre los puntos de interés. Es posible que se requiera mantener la respiración y/o cambiar de posición en algunos momentos del análisis.

El ordenador conectado al transductor genera imágenes basadas en la amplitud, la frecuencia y el tiempo que tarda la onda de sonido en rebotar desde el órgano hasta el transductor de vuelta. El procedimiento completo no suele durar más de 30 minutos.

¿Qué se siente durante esta prueba?

La mayoría de ecografías abdominales son inocuas, indoloras y fáciles de aguantar. El gel conductor aplicado sobre la piel puede sentirse algo frío e incómodo, pero más allá de eso no se debería experimentar ningún malestar.

Riesgos y beneficios de la ecografía abdominal

La ecografía abdominal clásica no tiene ningún riesgo. No utiliza rayos X, por lo que el cuerpo no se expone a radiación ionizante. Tampoco se requiere anestesia ni ningún procedimiento quirúrgico. Por otro lado, este método de análisis reporta muchas ventajas:

  • La mayoría de ecografías abdominales son no invasivas. Se puede sentir algo de malestar durante el procedimiento por motivos propios, pero no dolor.
  • Es una de las pruebas de diagnóstico por imagen más seguras. Además, es barata en comparación con otras y está ampliamente distribuida en la mayoría de centros médicos.
  • Permite obtener imágenes a tiempo real, por lo que puede ser de utilidad para guiar ciertos procedimientos (como las biopsias).

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